Destripando el camino del héroe
Personajes, caracteres, actantes
Aristóteles veía las historias como creación de los personajes; no en el sentido de que ellos se nos salen de las manos y hacen lo que quieren, sino que, en calidad de figuras actantes, son sus decisiones las que dan forma a la trama, no los sucesos que cuenta. O bien que los sucesos deben verse como acciones y no ocurrencias. ¿Por qué vengo con esto una semana tarde para la creación de personajes? Porque se ve que lo viejo se vuelve nuevo otra vez, y una de las técnicas más populares en la actualidad para pensar las tramas tiene muchos puntos de encuentro con lo que decía Aristóteles.
El Camino del Héroe
El Camino del Héroe es una estructura literaria que, básicamente, considera la historia como el viaje del personaje, ya sea interno, externo o ambas cosas.
Partida
El protagonista empieza en un estado infeliz, o insuficiente, pero de equilibrio. Este es el mundo ordinario, la situación inicial. Aunque al héroe puede no gustarle, cuando llegue la llamada a la aventura (que puede ser un pedido de ayuda, una oportunidad o incluso o un peligro), la va a rechazar, porque las cosas prometen empeorar pero no, necesariamente, mejorar. Finalmente, sin embargo, impulsado por un cambio de circunstancias o la influencia de un mentor, dejará su lugar seguro y se embarcará al mundo extraordinario.
Iniciación
Pero, ¡ojo! Dispuesto no es lo mismo que preparado, y antes tendrá que cruzar el primer umbral, enfrentándose a su guardián. Este último puede ser un obstáculo u oponente físico, o una prueba del compromiso del protagonista, una última oportunidad para dar vuelta atrás. Deberá demostrar su valía para emprender el viaje. Es solamente entonces que entrará definitivamente al mundo extraordinario, lugar de peligros y desafíos, milagros y sorpresas, que va a amenazar al héroe al tiempo que lo obligará a mejorar. Avanza y gana poder, gana confianza, gana aliados y enemigos. Se revela así la verdad oculta del personaje: su esencia… Aunque puede que él no esté del todo listo para aceptarla todavía.
Después de atravesar todas estas pruebas victorioso, va a venir cara a cara con la caverna más profunda: el peligro más grande, el miedo más estremecedor. No así como así; primero, va a tener que cruzar el segundo umbral. Va a tener que pararse a la entrada de la caverna, comprender lo que espera del otro lado y, con plena conciencia, adentrarse en ella.
Entonces viene el calvario. Los desafíos hasta el momento debían servir de preparación para este momento, pero empalidecen frente a este suplicio. El héroe roza tan de cerca a la muerte que puede ser indistinguible de su experiencia real… o idéntica. Es a través de esa muerte aparente, sin embargo, que el héroe obtendrá su recompensa, o se apoderará de la espada, o se hará con el elixir del conocimiento, o la metáfora que prefieran para decir que en esa muerte va a encontrar el camino para continuar con su vida.
Regreso
Emprende el camino de regreso, fuera de la caverna y hacia la luz. Lo hace por dos motivos. El primero, para salvar su propia vida y efectuar una resurrección; por supuesto que, en muchos casos, toda esta cuestión de la muerte es puramente metafórica, así que, para orientarlos a casos concretos, podemos decir que el protagonista corre a enfrentarse al villano otra vez después de ser derrotado, o que escapa de una cárcel hacia donde está la verdadera pelea, o que supera una crisis de fe que lo hizo darse por vencido y vuelve al ruedo. La cuestión es que se enfrenta de nuevo a aquello que lo “mató” la primera vez, pero lo hace con el arma secreta que le proveyó la muerte y, así, logra renacer después de este último calvario, culminación de todo el viaje previo, como un ser totalmente nuevo.
Decíamos que tenía más que el propósito obvio para hacer el camino de regreso; la otra razón es que debe retornar al mundo ordinario con el elixir (el tesoro, la espada, la enseñanza) para compartirla con sus semejantes. Así va a establecer un nuevo equilibrio (que, a su vez, puede no estar terminado).
La única historia jamás contada
Al Camino del Héroe también se lo conoce como monomito, porque se lo propone como, al fin y al cabo, la única historia jamás contada, repetida una y otra vez de mil maneras distintas, con variaciones menores (el héroe no rechaza la llamada, no hay mentor, no hay regreso al mundo ordinario, etc.). Toda historia partiría de la premisa de que, un día, alguien tuvo que salir al mundo.
Esto es puro análisis. Los escritores lo podemos usar para estructurar y planear nuestra historia, o de inspiración para rellenarla, o para darle un nuevo sentido abstracto desde el cual comprenderla. Creo que puede ser bastante instintiva desde la tarea creativa mientras recordemos sus bases:
- La Partida. Hace falta un mundo del que salir, una razón para salir y un lugar al que salir.
- La Iniciación. Lo obvio, de lo que el incluso el personaje debe ser consciente: que se vuelve más apto para sobrevivir el mundo extraordinario. Para eso es necesario cierta inhabilidad e inexperiencia y una serie de desafíos menores antes del final para establecer un progreso. Pero también está experimentando una iniciación más profunda que le va a permitir no solo sobrevivir las ordalías, sino también afrontar una falta que acarrea desde el “mundo ordinario” que hacía a este, cuanto menos, insatisfactorio, y de la que el protagonista puede ni siquiera haber sido consciente (otro día hablaremos de la dicotomía “querer/necesitar”).
- El Regreso. El personaje debe demostrar que cambió: enfrentarse a lo que una vez lo ahuyentó, derrotar a lo que una vez lo destruyó, ayudar a quien una vez desdeñó. Y debe haber un ajuste de cuentas con esa situación de partida que lo envió al mundo extraordinario en un primer lugar.
El método de poste de carpa
Ahora… y va a parecer que lo único que hago es dar consejos para después decir que no los uso, pero… yo no uso mucho este método. De hecho, mi nivel de preparación de trama es mínimo. Lo adelanté un poco en los artículos de generación de ideas y de creación de personajes, pero me suelo preocupar primero por dos cosas: saber sobre qué es la historia que quiero contar y, en relación a eso, dónde empieza y dónde termina.
En el medio hay una serie de eventos o escenas pivotales o de apoyo que sirven de guía o para marcar el tono. Resulta que este método no lo inventé yo, sino que ya existía y se llama Tent Pole Method o Método de Poste (de Tienda). Es decir que, como lo sugiere el nombre, tenemos algunos momentos planeados que van a servir para sostener la lona amorfa que es nuestra trama en un principio y darle forma. Podemos designar, por ejemplo:
- el Poste 1, en el que la protagonista está rindiendo una prueba. Y pasan cosas en el medio, ¿okey?, pero por ahora saltemos a:
- El Poste 2, en el que ella y sus compañeros están vagando por una dimensión paralela igual al mundo de su serie de libros favorita.
- Después, en el Poste 3, tras haber demostrado su valía (¿cómo? problema para otro momento), lidera a su curso a través del bosque encantado para enfrentarse al villano en su castillo.
- El Poste 4 es una escena más íntima en la que consuela a la chica popular del salón que le hacía bullying.
- Y, todavía no sé cómo, pero al final van a estar de vuelta y el villano va a haber poseído a esta chica para volver a la otra dimensión con ellos e infiltrarse al círculo cercano de la protagonista, y ese va a ser el Poste 5 y el paso a la secuela.
Este método puede servir tanto si sos como yo, que tengo ideas generales de cómo va a desarrollarse mi historia e ideas específicas para escenas que den cuenta de ello (pero no mucho interés en todo eso de los tres actos, o siete, o nueve, o cuarenta y dos, o pffff), o si estás trabajando en un proyecto porque tenés esas dos o tres escenas superclaras que te inspiraron y el resto sigue un poco confuso. Además de comprometerte por haber empezado el borrador, realmente sirve para empezar a darle forma a un concepto hasta entonces neblinoso e inconcreto.
One Comment