Mi método para editar mis historias
Existen dos tipos de personas: las que odian editar y las que lo aman.
(Mentira. También te pueden gustar unas partes del proceso y otras, no, pero había que empezar fuerte).
A mí me suele gustar y, por eso, hoy te cuento cómo llevo yo el proceso de edición antes de publicarlo en ningún lado —publico en Substack, sobre todo, pero también en Wattpad e Inkspired—, e incluso ANTES de mandárselo a Atu, para que me ayude a pulirlas.
Lo bueno es que escribo todas las extensiones de ficción —desde relatos a novelas—, así que te cuento qué hago en cada uno de esos casos.
¡Vámosle!
Dejá descansar el texto
Terminaste tu primer borrador. Sentiste la felicidad de haber puesto “Fin”, y te sentís con el orgullo y la emoción de haber terminado algo.
Solo que no.
El proceso continúa, pero no hace falta que saltes a la siguiente fase de una. De hecho, se recomienda todo lo contrario y tiene una explicación:
Dejar descansar el texto, alejarte de esa historia, saltar a otra o incluso tomarte un descanso sin abrir un documento por un tiempo —esto no te hace menos escritor, no te preocupes— sirve para renovar energías, pero también para que te la olvides un poco.
Cuánto tiempo necesites dejar dependerá de vos: qué tanto te drenó la energía y el tiempo que necesites para recuperarte, lo que te llevó escribirla —si tuviste un ritmo pausado para escribir una novela, puede que ya ni te acuerdes del todo de lo que te pasó al inicio, reduciendo el tiempo de descanso— y de qué tanto viva todavía en tu memoria. La idea es justamente que, cuando te sientes a trabajarla, recuerdes lo menos posible, aunque sabé que nunca vas a olvidarla por completo, pero los detalles se van a ir difuminando.
- Para un cuento: Yo suelo tomarme un par de días, tal vez una semana.
- Para una novela: un mes, tal vez dos, más, si así lo sentís.
Prepará tus herramientas
Tené tu manuscrito preparado —en un archivo PDF (en el siguiente punto te cuento por qué), impreso, o en tu lector de preferencia.
Algún lugar donde tomar notas. Puede ser otro archivo, un anotador físico o un tablero de Trello (este es muy recomendable para novelas).
Si lo que vas a corregir son relatos o cuentos cortos, podés tomar notas directamente en los comentarios.
Cómo preparar un tablero en Trello para editar tu novela
Trello es un tablero que usa el sistema Kanban y sirve para gestionar proyectos. Sí, tu maravillosa historia también es un proyecto y podés encajarlo acá para que te ayude en el proceso de edición. Es gratis y no es complicada de usar.
Lo primero que tenés que hacer es iniciar sesión —o registrarte si no tenés cuenta— y crear un tablero. Yo le pongo de nombre el título de la obra —incluso si es algo como “Lahistoriadelapibaestaquedominaelmundoconbrakedance”.
Dentro de tu tablero, te van a aparecer tres columnas, pero vamos a crear muchas más.
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Las columnas son las siguientes:
Primera para ideas: Todo lo que se te ocurra mientras vas leyendo o trabajando, pero antes de empezar a meter mano. Estas son ideas para corregir o mejorar lo que ya está.
Segunda columna para tareas a nivel historia: ¿Te parece que faltan escenas? ¿Hay alguna analogía que se te ocurra para meter y reforzar la historia o, por el contrario, que debas eliminar? Ese tipo de cosas las vas a poner acá.
Las siguientes que vas a agregar, van a ser para el paso siguiente a la lectura rápida. Se trata de hacer una lista de todas las escenas que tengas —escenas, no capítulos—. Podés crear una sola lista que diga “Escenas (y la fecha)”, dividirlas en actos —o como sea que te guste organizarlas— siempre agregando la fecha. (Si querés adelantar, crea dos de cada una de estas, porque cuando empieces a escribir, vas a querer ver lo que estaba en el primer borrador y lo que hay en el segundo).
Quedaría algo así:

Ahora sí, pasemos a la siguiente etapa:
Lectura rápida
Si te la olvidaste, ahora toca recordarla, pero siendo un ser más sabio. No es el momento de ponerte a editar. Se trata de volver a ponerte al día con ese mundillo en el que viviste toda una temporada.
Es posible que te den ganas de empezar a toquetear, pero no lo hagas. Si se te viene una idea, vas a tu archivo, bloc de notas o Trello y la anotás ahí —en Trello es solo darle a “+Añade una Tarjeta”.
¿Por qué no toquetear nada? Porque en estos momentos estás viendo si lo que tenés realmente funciona. Es posible que tengas que reescribir, agregar cosas, cambiar y hasta eliminar, así que no pierdas tiempo metiendo mano en un manuscrito que todavía no sabés cómo va a terminar.
Ptss, esa es la razón para crear un PDF de tu historia.
Hace la lista de escenas (si estás editando una novela)
Es posible que no te las acuerdes todas. No hace falta que vuelvas a leer el manuscrito de principio a fin. Podés ir escaneando cuando tengas alguna duda, o darle para adelante y rellenar después.
A esta lista de escenas le vas a agregar una etiqueta —en Trello, vas a apoyar el cursor en la tarjeta y clicar en el lápiz. Se abre un menú. Tenés que clicar en “Editar etiquetas”. Vas a ver que estas tienen colores que se van agregando en la tarjeta [Las que yo uso en esta etapa: Escrito (para las que no creo que vaya a tocar. Spoiler, casi ninguna está así en el primer borrador), A revisar, Eliminar.]
Rehacer la escaleta
Pensaste que eras un escritor brújula, ¿no? Bueno, ahora estás editando y para editar, necesitás saber qué tenés y qué está necesitando la historia. Para eso te sirve hacer la escaleta en esta etapa.
Ahora te toca jugar con todas esas escenas. Es probable que te tengas que reordenar y rellenar huecos. Ahí es donde las tarjetas de Trello te facilitan la vida. Las podés ir arrastrando y crear nuevas entre medio de las existentes.
¿Te acordás de las etiquetas? Le vas a agregar dos: Por escribir, para las escenas nuevas, y Pasada, para las que estaban en la primera lista de escenas y ya copiaste a la nueva escaleta.
Consejo: Las tarjetas las podés abrir y podés agregar información, así que si estás agregando una escena, o pensás retocar una y ya sabés exactamente en qué consiste ese retoque, porque sos una buena persona editando y tomaste notas, lo podés agregar acá para que te quede todo junto.
Ahora sí, viene el trabajo pesado, así que arremangate, llenate de snacks saludables y no tanto, y vamos a volver a darle al teclado.
Reescribir
Antes de que borres nada, un consejo de vieja que ya perdió muchas cosas: nunca trabajes en el mismo archivo.
Si usás Scrivener, duplicá cada hoja/capítulo, usá la función de Snapshot, o compilá el archivo poniéndole el nombre y la fecha. Si usás Word o Google Docs, crea un documento nuevo y agregales el “Segundo borrador” —o el número que sea— para ir llevando el control y que no se te mezclen.
La idea de no trabajar sobre el mismo borrador es que no pierdas fragmentos que te pueden llegar a servir en otro momento, pero que en un principio puedas creer que son para eliminar.
En este nuevo documento vas a ir copiando los fragmentos del original que hayan sobrevivido a la purga y agregando las escenas nuevas que van a darle más vida a tu historia.
Cosas extras a tener en cuenta
Algunas veces es casi nada lo que sobrevive del primer borrador. No tiene nada de malo. No perdiste el tiempo. A este borrador también se le llama Borrador de descubrimiento y eso es exactamente lo que hiciste. Descubrir la historia, por dónde va y por dónde no.
No te fijes solo en escenas, pensá también en el desarrollo de tus personajes, que tengan personalidades definidas, si el narrador que estás usando es el indicado, etc.
Sí, hay historias que piden más borradores. Yo tengo alrededor de nueve versiones distintas de Medio kilo de carne picada.
Cuando ya crees que diste todo para pulir tu historia, si podés, dáselo a algún lector beta, corrector o editor.
Publicarlo está bien. Encajonarlo, también. No todas las historias nacen para ser compartidas, pero todas te ayudan mejorar tus habilidades.
¡Que tengas un feliz Festoon y a sacarle brillo a todas esas creaciones!
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